Durante las últimas décadas, las compañías experimentaron diferentes cambios. Los horarios y las tareas se volvieron más flexibles, los beneficios para los empleados se incrementaron y el trabajo por horario se transformó, en muchos casos, en tareas por objetivos. Otro factor que se sumó a esa disrupción en el ámbito laboral fue la horizontalidad en las empresas.
Conocidas como organizaciones autogestionadas o planas, las empresas horizontales tienen un manejo más fluido, se basan en el trabajo en equipo y se centran en los valores de sus colaboradores. Además, permiten que sus empleados tomen decisiones por sí mismos, no cuentan con mandos medios ni tampoco poseen la estructura jerárquica de los organigramas tradicionales.
Nosotros lo vemos como un modelo de trabajo en el que las decisiones principales o importantes de la compañía no las toma un grupo reducido de personas, gerentes o directores sino grupos más cross en toda la organización”.
Diego Martiniano, CEO de Pigmalion Software
Si bien Pigmalion no nació como una empresa horizontal per se, su estructura, la forma de interactuar con sus empleados y su modelo de gestión devinieron de forma casi inevitable en este esquema innovador.
Mediante este modelo, la empresa incentiva la interacción y comunicación de los empleados, que se sienten cómodos y valorados en su espacio de trabajo y generan más ideas y propuestas.
La ventaja es que tenemos una multiplicidad de puntos de vista, sobre todo de las personas o colaboradores que están afectados por nuestras decisiones. Además, accedemos a una capacidad de gestión que antes podía pasar desapercibida o a opiniones que antes no eran escuchadas”.
Diego Martiniano, CEO de Pigmalion Software
En el caso de Pigmalion, otro de los beneficios de la horizontalidad es el tema de la división económica. Según Martiniano, tanto los socios como los empleados participan en las ganancias de la empresa de manera equitativa. “Cuando hay beneficios todos ganamos”, destaca.