La Web 3.0 es un concepto que surgió como una evolución de la Web 2.0, vinculada a las redes sociales, plataformas para compartir datos y sitios para subir fotos e imágenes. Esta última, a su vez, era hija de la Web 1.0, la representante de Internet en su sentido más clásico. Es decir, una red descentralizada de computadoras que se vinculan entre sí a través de un protocolo específico.
Si bien la Web 3.0 es un concepto nuevo muy debatido por especialistas que no tiene una definición concreta y puede ser pasible de diferentes estafas virtuales, sí se la puede asociar a una mayor accesibilidad. Dado que los usuarios y las computadoras pueden interactuar con la red mediante un lenguaje más natural, el acceso a la información resulta más sencillo.
En este sentido, la web 3.0 pretende apartar a los operadores humanos como evaluadores y administradores del contenido en Internet y desarrollar tecnologías de inteligencia artificial para que la navegación sea cada vez más fluida y fácil. Gracias a ella, cualquier persona podría acceder a la información y utilizar las herramientas de la red independientemente del dispositivo al que se conecte.
Por otra parte, la Web 3.0 también está vinculada a los conceptos de Blockchain y NFT, lo cual permite que las personas puedan almacenar sus datos o assets en un lugar descentralizado. Por ejemplo, en la Web 2.0 los videos e imágenes se guardan en Facebook, Twitter o Instagram. Si se cayera cualquiera de esas redes, la información se perdería por completo. En cambio, la nueva versión facilita el almacenamiento en varios servidores que nadie puede controlar.