Cuando vamos a un museo o galería de arte y vemos cuadros impresionistas y barrocos siempre nos preguntamos cuán parecidas serían realmente las personas retratadas a sus pinturas. Porque, más allá de la maestría del artista, en sus obras siempre se pone en juego su visión particular y subjetiva. En una suerte de arte contemporáneo el diseño gráfico juega un papel similar, desde que los primeros creadores visuales pusieron su alma en el papel. Con el tiempo, esa capacidad se complementó con los programas de las computadoras y sus numerosas funcionalidades. Y la creación se volvió infinita.
Si alguna vez pensamos que no podría haber más avances en este campo, nos equivocamos una vez más. Mediante las nuevas tecnologías, no solo podemos crear y diseñar desde nuestro punto de vista sino que también podemos “decirle” a la computadora lo que queremos y, de esta manera, acercarnos cada vez más a ese retrato original que habíamos pensado.
Un modelo de aprendizaje automático
Stable Diffusion y Midjourney son dos programas innovadores para generar imágenes digitales de alta calidad a partir de descripciones textuales. Confeccionados para llevar a cabo diferentes tareas, se diferencian de otros modelos como DALL-E por ser de código abierto y no limitarse a las imágenes que produce. En este sentido, pueden generar traducciones de imagen guiadas por mensajes de texto y además mejorarlas. Por otro lado, tienen un mayor nivel de calidad, son mucho más avanzados y el hecho de que sean de fase abierta, lo cual permite que más usuarios puedan experimentar con su propia creatividad.
Estos nuevos modelos de inteligencia artificial (IA) ponen en jaque hasta los diseñadores gráficos más idóneos, ya que están al alcance de todos y permiten desarrollar creaciones únicas con solo “hablarlas” o “escribirlas”. Y es por eso que muchos críticos expresaron su preocupación por sus cuestiones éticas, ya que estos modelos podrían utilizarse para crear deepfakes. Aun así, PC World consideró a este tipo de creaciones como las aplicaciones que revolucionarán las PC.
Ante este panorama, podríamos afirmar que la competencia de cualquier usuario con los diseñadores gráficos se volverá encarnizada. Debemos tener en cuenta que el mayor potencial de estas herramientas es que permite crear cualquier obra imaginable y hasta ir más allá de los límites de la imaginación pero de forma muy realista. Solo con dar un par de indicaciones textuales al modelo, este se encargará de cumplir con cualquier idea que le sugiramos en pocos segundos.
Aprendizaje intenso
Estos nuevos modelos de IA se pueden llevar a cabo gracias al concepto de Deep learning, que refiere a las redes neuronales artificiales, conformadas por un conjunto de nodos interconectados que se encargan de generar las imágenes a partir de las indicaciones que les brindamos.
El último avance en estos modelos generativos que usan redes neuronales artificiales son los modelos de difusión, que consiguen resultados más sorprendentes en la generación de contenido visual. Lo que hacen es destruir los datos que los alimentan (que son millones y millones de imágenes) agregándoles ruido gaussiano, para aprender luego a invertir el proceso.
Si bien tanto Stable Diffusion como Midjourney proponen un código abierto, el segundo modelo genera imágenes mucho más artísticas, exageradas, algo deformadas y menos fotorrealistas que se desarrollan a modo de lienzos. Pero una de sus ventajas es que permite producir de base imágenes de hasta 1.792 x 1.024 píxeles, donde la IA tiene más espacio para crear.
Cómo acceder a estos modelos
Una de las interfaces que permite trabajar con estos modelos es DreamStudio, un sitio web que, al usar su propia computación para generar imágenes, requiere un método de pago luego de algunas pruebas gratis. Entre las alternativas gratuitas están los cuadernos de Google Colab, la demo de Hugging Face y también la opción de descargarlos en la PC para usarlos con el propio hardware.
Sin duda, la revolución de la IA convive con nosotros. Las posibilidades son enormes y los resultados infinitos. A diferencia de los siglos que nos precedieron, hoy todos podemos ser artistas a nuestro modo y crear obras de arte, mágicas, celestiales, de horror o fantasía mientras usamos nuestro propio estilo. Y, ¿por qué no?, podríamos autoproclamarnos los Da Vinci o Velázquez del Siglo XXI.
