La tecnología inalámbrica ha revolucionado la forma en que nos comunicamos, accedemos a la información y disfrutamos de los servicios digitales. Desde los teléfonos móviles hasta las redes Wi-Fi, pasando por los drones y los vehículos autónomos, las aplicaciones de la comunicación sin cables son cada vez más variadas y potentes. Pero, ¿qué es el valor inalámbrico y cómo está impactando en la sociedad?
Las redes inalámbricas son aquellas que permiten la transmisión de datos mediante ondas electromagnéticas, sin necesidad de cables o hilos conductores. El principio de la comunicación inalámbrica se remonta a finales del siglo XIX, cuando Graham Bell y Summer Tainter inventaron el fotófono, un aparato que transmitía el sonido por medio de una emisión de luz. Sin embargo, este invento no tuvo mucho éxito debido a las limitaciones técnicas de la época.
El verdadero precursor de las redes inalámbricas fue el físico alemán Heinrich Hertz, quien en 1888 demostró la existencia de las ondas electromagnéticas y su capacidad para transportar información. A partir de sus experimentos, surgieron otros pioneros como Guillermo Marconi, Nikola Tesla y Guglielmo Marconi, quienes desarrollaron los primeros sistemas de radio y telegrafía sin hilos.
Durante el siglo XX, las redes inalámbricas evolucionaron con el avance de la electrónica, la informática y las telecomunicaciones. Se crearon nuevas tecnologías como la televisión, el radar, el satélite, el microondas, el láser, el infrarrojo y el bluetooth. Sin embargo, el gran salto se produjo con la aparición de Internet y las redes celulares, que permitieron conectar a millones de personas y dispositivos en todo el mundo.
La primera red local inalámbrica (WLAN) se creó en 1971 en la Universidad de Hawaii, bajo la dirección de Norman Abramson. Se llamaba ALOHA y consistía en un sistema de conmutación de paquetes por radio que conectaba siete computadoras situadas en distintas islas. Este proyecto inspiró a otros investigadores como Robert Metcalfe, quien en 1973 propuso el estándar Ethernet para redes cableadas.
En 1985, la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC) de Estados Unidos liberó tres bandas de frecuencia para uso público sin licencia: 900 MHz, 2.4 GHz y 5.8 GHz. Esto impulsó el desarrollo de las redes inalámbricas domésticas y comerciales, basadas en los estándares IEEE 802.11 (Wi-Fi), IEEE 802.15 (Bluetooth) e IEEE 802.16 (WiMAX).
Por otro lado, las redes celulares o móviles surgieron en los años 80 como una evolución de los sistemas de telefonía analógica. La primera generación (1G) utilizaba modulación de frecuencia (FM) para transmitir voz entre estaciones base y terminales móviles. La segunda generación (2G) introdujo la digitalización de la señal y los servicios de datos como SMS y MMS. La tercera generación (3G) aumentó la velocidad y la capacidad de la red, permitiendo servicios multimedia como Internet móvil y videollamada. La cuarta generación (4G) mejoró aún más el rendimiento y la eficiencia espectral, ofreciendo servicios de banda ancha móvil como streaming de vídeo y juegos en línea.
El estado actual de las redes inalámbricas
Actualmente, las redes inalámbricas se encuentran en pleno proceso de expansión e innovación. Según datos de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), en 2020 había más de 7.100 millones de suscripciones a servicios móviles en el mundo, lo que equivale a una penetración del 91%. Además, había más de 4.100 millones de usuarios únicos de Internet móvil, lo que representa una penetración del 53%.
Sin embargo, estas cifras también reflejan las desigualdades existentes entre las distintas regiones y países. Por ejemplo, mientras que en Europa la penetración de Internet móvil es del 86%, en África es solo del 28%. Asimismo, hay diferencias en cuanto al acceso a las redes de alta velocidad y al ancho de banda disponible. Según un informe de Speedtest, la velocidad media de descarga móvil en el mundo era de 35.96 Mbps en junio de 2020, pero variaba desde los 113.16 Mbps de Corea del Sur hasta los 2.46 Mbps de Afganistán.
Para superar estas brechas y satisfacer la creciente demanda de datos, se están desarrollando nuevas tecnologías y estándares que conforman lo que se conoce como el valor inalámbrico. Este concepto se refiere a la capacidad de aprovechar las redes inalámbricas para generar nuevos modelos de negocio, experiencias de usuario y beneficios sociales. Algunas de las tecnologías que impulsan el valor inalámbrico son:
- La quinta generación (5G) de redes móviles, que promete ofrecer velocidades de hasta 10 Gbps, latencias inferiores a 1 ms y una mayor densidad de dispositivos conectados. Estas características permitirán habilitar aplicaciones como la realidad aumentada, la realidad virtual, el Internet de las Cosas (IoT), la conducción autónoma y la telemedicina. El despliegue comercial de 5G comenzó en 2019 y se espera que alcance una cobertura global para 2025.
- Las redes de bajo consumo y largo alcance (LPWAN), que son redes inalámbricas diseñadas para conectar dispositivos IoT que requieren una transmisión esporádica y pequeña de datos, con una alta duración de la batería y un bajo coste. Algunos ejemplos de tecnologías LPWAN son LoRaWAN, Sigfox y NB-IoT. Estas redes permiten aplicaciones como el seguimiento de activos, la gestión de flotas, la agricultura inteligente y las ciudades inteligentes.
- Las redes inalámbricas comunitarias, que son redes creadas y gestionadas por grupos locales que buscan proveer acceso a Internet a zonas rurales o marginadas, donde los operadores comerciales no llegan o lo hacen con un servicio deficiente o caro. Estas redes se basan en el uso compartido de recursos, la participación ciudadana y la apropiación social de la tecnología. Algunos ejemplos de redes inalámbricas comunitarias son Zenzeleni en Sudáfrica, Rhizomatica en México y Guifi.net en España.
El impacto social de las redes inalámbricas
Las redes inalámbricas tienen un gran impacto social, ya que afectan a diversos aspectos de la vida humana, como la educación, la salud, el trabajo, el ocio y la cultura. Algunos de los beneficios sociales que aportan las redes inalámbricas son:
- La inclusión digital, que se refiere a la posibilidad de acceder a Internet y a los servicios digitales por parte de todas las personas, independientemente de su ubicación, ingreso, género o discapacidad. Las redes inalámbricas facilitan la inclusión digital al reducir las barreras físicas, económicas y técnicas que impiden el acceso a Internet. Así, las personas pueden acceder a información, educación, salud, empleo y participación ciudadana en línea.
- La movilidad y la flexibilidad, que se refieren a la capacidad de comunicarse y acceder a información y servicios desde cualquier lugar y en cualquier momento. Las redes inalámbricas permiten la movilidad y la flexibilidad al eliminar la dependencia del cableado y los puntos fijos de conexión. Así, las personas pueden adaptar su uso de Internet a sus necesidades y preferencias personales y profesionales.
- La innovación y la creatividad, que se refieren a la generación de nuevos productos, servicios y soluciones basados en el uso de Internet y las tecnologías digitales. Las redes inalámbricas fomentan la innovación y la creatividad al ofrecer una plataforma abierta y global para el intercambio de conocimiento, ideas y recursos. Así, las personas pueden desarrollar proyectos colaborativos, emprendimientos sociales o expresiones culturales.
Sin embargo, las redes inalámbricas también implican algunos riesgos y desafíos sociales, como:
- La privacidad y la seguridad, que se refieren a la protección de los datos personales y la prevención de ataques informáticos que puedan afectar a la integridad, la confidencialidad y la disponibilidad de la información y los servicios. Las redes inalámbricas plantean problemas de privacidad y seguridad al aumentar la exposición y la vulnerabilidad de los usuarios y los dispositivos conectados. Así, las personas pueden sufrir robos de identidad, fraudes, espionaje o ciberataques.
- La regulación y la gobernabilidad, que se refieren al conjunto de normas, principios y mecanismos que rigen el funcionamiento y el uso de Internet y las tecnologías digitales. Las redes inalámbricas suponen un reto para la regulación y la gobernabilidad al generar nuevas situaciones y conflictos que requieren una adaptación legal, técnica y social. Así, las personas pueden enfrentarse a problemas de competencia, propiedad intelectual, derechos humanos o responsabilidad civil.
- La inclusión y la diversidad, que se refieren al respeto y la valoración de las diferencias culturales, lingüísticas, étnicas, religiosas, de género o de cualquier otra índole que existen entre las personas. Las redes inalámbricas pueden favorecer o dificultar la inclusión y la diversidad al facilitar o limitar el acceso a Internet y a los contenidos digitales por parte de los distintos grupos sociales. Así, las personas pueden disfrutar o sufrir de oportunidades, representación o discriminación en línea.
El futuro de las redes inalámbricas
El futuro de las redes inalámbricas es incierto, pero también prometedor. Se prevé que las redes inalámbricas seguirán evolucionando e innovando con el desarrollo de nuevas tecnologías y estándares que permitirán una mayor velocidad, capacidad, eficiencia y calidad de la comunicación sin cables. Algunas de las tendencias que se vislumbran para el futuro son:
- La sexta generación (6G) de redes móviles, que se espera que ofrezca velocidades de hasta 1 Tbps, latencias inferiores a 0.1 ms y una mayor inteligencia artificial integrada. Estas características permitirán habilitar aplicaciones como el holograma, el cerebro-computadora y la computación cuántica. El despliegue comercial de 6G se estima para 2030.
- Las redes inalámbricas ópticas (OWC), que son redes que utilizan luz visible o infrarroja para transmitir datos. Estas redes ofrecen una mayor seguridad, eficiencia energética y ancho de banda que las redes basadas en radiofrecuencia. Estas redes permiten aplicaciones como el Li-Fi, el Free-Space Optical Communication (FSO) y el Optical Camera Communication (OCC).
- Las redes inalámbricas ad hoc (MANET), que son redes formadas por nodos móviles que se comunican entre sí sin necesidad de una infraestructura fija o centralizada. Estas redes ofrecen una mayor flexibilidad, escalabilidad y robustez que las redes tradicionales. Estas redes permiten aplicaciones como el vehicular ad hoc network (VANET), el flying ad hoc network (FANET) y el wireless sensor network (WSN).
La conclusión del tecno escultor
Las redes inalámbricas son un fenómeno tecnológico y social que está transformando el mundo. Las redes inalámbricas ofrecen múltiples beneficios para la comunicación, la información y los servicios digitales, pero también implican diversos riesgos y desafíos para la privacidad, la seguridad y la regulación.
Están en constante evolución e innovación con el desarrollo de nuevas tecnologías y estándares que permitirán una mayor velocidad, capacidad, eficiencia y calidad de la comunicación sin cables.
